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noviembre 17, 2023

¿Las opciones libres de carne son siempre más sostenibles?

Hay muchos factores que entran en juego a la hora de decidir qué alimentos tienen un mayor impacto en el planeta 

Alimentos_Sostenibles

Qué tiene un mayor impacto en el planeta ¿Un trozo de carne de vaca o un plato de arroz? ¿Una pieza de ternera o un paquete de soja? ¿Un vaso de leche o unos cacahuetes?  

A medida que crece la preocupación por el cambio climático, consumidores y empresas tienen más interés en conocer el impacto de los alimentos. 

 

Una forma de medirlo es calculando la huella de carbono. Se trata de un indicador que tiene en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de todas las etapas de la cadena de suministro: la producción, procesado, distribución y consumo de los productos alimentarios. Las emisiones de GEI asociadas al aprovisionamiento de alimentos, desde su producción hasta que llegan al consumidor, suponen un 30% de las emisiones mundiales (FAO, 2021).  

 

Pero la huella de carbono solamente cuantifica una parte de lo que definimos como impacto ambiental. Para llevar una alimentación saludable, tanto para nosotros como para el planeta, debemos fijarnos en todos los factores que influyen en la repercusión de los alimentos en el medio ambiente. 

Los alimentos más contaminantes 

El 2018 se publicó el estudio más extenso hecho hasta la fecha sobre el impacto de los alimentos. En el gráfico que recoge sus resultados podemos ver los alimentos que generan más emisiones de GEI, sumando todas las variables de producción, procesado, pérdidas en la cadena de suministro, distribución y consumo de los productos alimentarios. 

Elaboración: Selin Oğuz y Sam Parker  

La carne y los productos lácteos tienden a emitir más GEI que los alimentos de origen vegetal. Aunque encontramos excepciones claras con el chocolate y el café.  

 

Otro dato para tener en cuenta es que los animales grandes generan más emisiones, ya que ocupan más espacio y necesitan más recursos que otros. Por eso la carne vacuna suele tener asociadas más emisiones.  

 

Pero para adoptar hábitos de consumo responsables debemos tener en cuenta más factores importantes a la hora de valorar el impacto de los alimentos, aparte de la huella de carbono. 

Emisiones vs. impacto

Antes de adentrarnos más en el tema, debemos diferenciar entre las emisiones de los alimentos y su impacto en el planeta.  

 

Si nos preguntamos qué genera más emisiones, un paquete de soja que viene desde Sudamérica o un trozo de ternera del Pirineo, la respuesta es clara: la ternera. Para ello tenemos en cuenta la emisión de GEI. Pero si buscamos una respuesta a qué es más sostenible consumir desde un punto de vista de impactos en general, no está tan claro. A lo mejor, un producto que contamina más, aporta más beneficios a nivel regional y social. 

 

Aquí entran en juego muchos factores: ¿En qué condiciones se ha criado esa ternera, qué métodos se han utilizado para el cultivo de la soja, cómo se comercializa cada producto, cómo afectan estas actividades al entorno…? 

El impacto de la carne

La producción masiva de carne no es sostenible, pero no debemos olvidar los beneficios que aporta la ganadería si se desarrolla conscientemente. 

 

Para explicar este punto debemos hablar de la ganadería intensiva y la extensiva. La intensiva es aquella que crea unas condiciones artificiales para aumentar la producción de carne y otros derivados como el huevo en poco tiempo. Este sistema produce un impacto negativo en el planeta, por ejemplo: necesita una gran inversión en instalaciones, tecnologías y mano de obra; el ganado se cría en condiciones de estrés; y la alta producción de excrementos puede contaminar el suelo y las aguas. 

 

Por eso, la industria debe avanzar hacia una ganadería extensiva, aquella que aprovecha los recursos del territorio y armoniza la producción con la sostenibilidad. Incluye medidas como la elección de razas autóctonas, el bienestar del animal y una densidad adecuada de ganado. 

 

¿Cuáles son los beneficios de la ganadería extensiva? 

 

– Conservación de la biodiversidad: protege tanto a las variedades autóctonas como a la biodiversidad que se deriva de los entornos donde pasturan. 

 

– Favorecimiento de la estructura y la calidad del suelo: Si se planifican las pasturas, el ganado fertiliza el suelo, permitiendo que mejore su capacidad de retener agua y se incremente la cobertura de este. 

 

– Gestión forestal: La presencia de prados de pastura crea un mosaico paisajístico que actúa como cortafuegos, evitando que se extiendan desmesuradamente. 

 

– Crecimiento económico: Se dignifican y perpetúan los oficios tradicionales y agrícolas, fomentando la economía del medio rural. Esto favorece la habitabilidad de áreas no masificadas y evita el abandono de los territorios no urbanos.  

 

– Alimentación de calidad: se observan incrementos en las tasas productivas de los pastos y se generan alimentos de gran calidad que nos ayudan a mantener una dieta variada. 

Alimentos kilométricos

A nivel de contaminación, el transporte de los alimentos es tan solo una parte de todo lo que se puede llegar a emitir. Aun así, nos parece interesante hablar de este punto porque revela datos sugerentes, que afectan tanto a los productos de origen de animal como a los de origen vegetal. 

 

Muchos de los alimentos que consumimos han tenido que recorrer largas distancias para llegar hasta nosotros, lo que supone un aumento de su huella. 

 

Pese a que muchos países como España disponen de condiciones óptimas para el cultivo de los alimentos que requerimos en nuestra dieta, cada vez se importan más productos de otros países. Según datos del Ministerio de agricultura, pesca y alimentación, las importaciones agroalimentarias y pesqueras se incrementaron un 30,9% respecto a 2021. 

 

El sector agrario español produce mucho, pero gran parte de esta producción se exporta y, en cambio, los españoles consumen productos importados. En 2022 el principal subsector exportador fue el de la fruta, seguido por el de las carnes y en tercer lugar el de las hortalizas.  

 

Aunque los alimentos de origen vegetal contaminen menos que los de origen animal, nos debemos fijar en su procedencia, que podría disminuir aún más su huella. Por eso, comas lo que comas, es importante que sea de producción local o nacional. De esta manera, aumentará la demanda de los productos de proximidad y favorecerás la economía del territorio. Además, comprar productos de temporada reduce las emisiones que se producen al importar productos de otros países. 

 

Entonces, ¿qué comemos?

En este punto del artículo, ya te habrás dado cuenta de que hay muchos factores que influyen a la hora de determinar qué alimentos tienen un impacto más positivo en el planeta. No solo debemos tener en cuenta su huella de carbono, sino también las condiciones de crianza de los animales, el cultivo de los conreos, su procedencia, los beneficios que aporta al territorio… 

 

Cuando vamos a comprar al supermercado, las etiquetas de los alimentos no llevan toda esta información. Por ello, si quieres tener unos hábitos de consumo responsable, te proponemos seguir estos criterios a la hora de llenar la cesta de la compra: 

 

1. Disminuir el consumo de alimentos cárnicos y sus derivados: la producción masiva de carne no es sostenible, por eso la clave para mantener una dieta saludable y sostenible es disminuir el consumo de proteína animal e invertir en cualidad. 

 

2. Productos de temporada: si consumes alimentos que se producen de acuerdo a su período productivo, no se tendrán que importar productos de otros territorios. Además, sus propiedades nutricionales se mantendrán intactas. 

 

3. Producción local o nacional: cuando compras productos de proximidad, fomentas la economía local y nacional y evitas las emisiones del transporte. 

 

4. Origen ecológico: fíjate en las características de los alimentos y asegúrate de que sean productos elaborados de forma consciente y respetando el medio ambiente. 

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